Sección Desde Llano Adentro

La Vorágine Nació en Orocué


Desde que José Eustasio Rivera  viaja por primera vez a Villavicencio en 1916, ya había quedado prendado de los paisajes de los Llanos. Así lo hiso saber en una carta escrita a sus amigos los señores Elías Quijano y Guillermo Arana:
“Desde que el viajero remonta el último estribo de la cordillera oriental, ya al descender a Villavicencio, presiente la enormidad del paisaje hasta en el aire que respira, pues como a Heredia, le acontece que a través de las distancias inconmensurables absorbe su nariz el olor penetrante de las resinas y de los pajonales ondulantes: de repente al sesgar una quiebra, halla la inmensidad ante sus ojos, vasta, colosal, infinita. 


De esta su primera estadía en los Llanos del Meta y de su segunda estadía en los Llanos del Casanare, más concretamente en Orocué, nace su ponderado y laureado libro de poemas “Tierra de Promisión”, publicado en el año de 1921.



Alicia y Arturo Cova  (Emulación Fundación Isana)
Un día de abril de 1918 ejerciendo su profesión de abogado en Bogotá, lo visitó su colega Don José Nieto con una consulta sobre un negocio que se ventilaba en Orocué; era un tal litigio de tierras y vacunos del hato Mata de Palma o sucesión de Jacinto Estévez (que en la novela se conocerá como Hato Grande). Prueba de este litigio reposan hoy en el juzgado promiscuo de Orocue algunos expedientes originales.
José Eustasio Rivera no dejó pasar la oportunidad de conocer los llanos y con su espíritu expedicionario y emprendedor, llega por primera vez a Orocué en el bongo del correo, el 21 de enero de 1918 y se hospeda en la casa de su contratante y amigo Don José Nieto. Rivera tenía en esos momentos 26 años.

Posteriormente Rivera se trasladó de la casa de su contratante José Nieto para pasar a hospedarse, de vez en cuando, en casa de Teodoro Amézquita. Aquí este abogado le ofreció su oficina y escritorio para que diligenciara sus oficios al juzgado y también a Bogotá, pues contaba con máquina de escribir este despacho. 


Hoy en día se mantiene en pie la casa de don Teodoro Amézquita, patrimonio material de los Orocueceños, donde se hospedó José Eustacio, y ha sido declarada bien de interés Cultural por las autoridades municipales. Se conserva en el interior de esta centenaria casa la habitación, el escritorio y la silla que el escritor ocupó durante su estadía y otros objetos más.

Desde que José Eustasio Rivera viaja por primera vez a Villavicencio en 1916, ya había quedado prendado de los paisajes de los Llanos. Así lo hiso saber en una carta escrita a sus amigos los señores Elías Quijano y Guillermo Arana:
“Desde que el viajero remonta el último estribo de la cordillera oriental, ya al descender a Villavicencio, presiente la enormidad del paisaje hasta en el aire que respira, pues como a Heredia, le acontece que a través de las distancias inconmensurables absorbe su nariz el olor penetrante de las resinas y de los pajonales ondulantes: de repente al sesgar una quiebra, halla la inmensidad ante sus ojos, vasta, colosal, infinita.
De esta su primera estadía en los Llanos del Meta y de su segunda estadía en los Llanos del Casanare, más concretamente en Orocué, nace su ponderado y laureado libro de poemas “Tierra de Promisión”, publicado en el año de 1921.
Un día de abril de 1918 ejerciendo su profesión de abogado en Bogotá, lo visitó su colega Don José Nieto con una consulta sobre un negocio que se ventilaba en Orocué; era un tal litigio de tierras y vacunos del hato Mata de Palma o sucesión de Jacinto Estévez (que en la novela se conocerá como Hato Grande). Prueba de este litigio reposan hoy en el juzgado promiscuo de Orocue algunos expedientes originales.
José Eustasio Rivera no dejó pasar la oportunidad de conocer los llanos y con su espíritu expedicionario y emprendedor, llega por primera vez a Orocué en el bongo del correo, el 21 de enero de 1918 y se hospeda en la casa de su contratante y amigo Don José Nieto. Rivera tenía en esos momentos 26 años.
Casa de Don Teodoro Amézquita
 (Actor emulando al escritor - Fundación ISANA)
Posteriormente Rivera se trasladó de la casa de su contratante José Nieto para pasar a hospedarse, de vez en cuando, en casa de Teodoro Amézquita. Aquí este abogado le ofreció su oficina y escritorio para que diligenciara sus oficios al juzgado y también a Bogotá, pues contaba con máquina de escribir este despacho. 
Hoy en día se mantiene en pie la casa de don Teodoro Amézquita, patrimonio material de los Orocueceños, donde se hospedó José Eustacio, y ha sido declarada bien de interés Cultural por las autoridades municipales. Se conserva en el interior de esta centenaria casa la habitación, el escritorio y la silla que el escritor ocupó durante su estadía y otros objetos más.


Fuente: Fundación ISANA



La Vorágine Nació en Orocue

No hay comentarios:

Publicar un comentario