Sección Desde Llano Adentro

EL PIEDEMONTE LLANERO


Morichales a 20 Kms de la cordillara oriental en Villavicencio.

El terreno ubicado en la base de la vertiente oriental de la cordillera Oriental, conocido como el piedemonte llanero, es una estrecha franja ubicada entre los 700 y 500 msnm, que tiene un clima típicamente llanero, con temperaturas medias de 23 a 30 ºC y un régimen de lluvias biestacional con 3.000 a 4.000 mm de precipitación anual.
Se formó a finales del Terciario y durante el Cuaternario —entre cinco millones y 10.000 años— por el poderoso transporte de rocas y detritus que descendieron a través de los cañones y valles montañosos y se depositaron en el pie de las montañas formando abanicos o conos de deyección; los sedimentos más finos llegaron a una gran distancia de la cordillera. En el Pleistoceno —entre 600.000 y 10.000 años— se levantó todo el bloque de tierras al oriente del río Meta, lo que formó la altillanura, una franja plana a la que no llegaron más sedimentos aluviales. Los movimientos tectónicos que levantaron el borde de la cordillera, en ciertos sectores elevaron los abanicos y el terreno plano se inclinó hacia la montaña, de tal manera que en dirección al llano quedó un escarpe abrupto, como el que se observa en algunas serranías bajas cerca de Yopal; posteriormente los procesos erosivos se encargaron de modelar el terreno para generar diferentes formas de relieve, como terrazas escalonadas, terrazas planas y profundamente disectadas por amplios valles y pequeñas serranías.
Morichales en la hacienda Apiay. 20 km de Villavicencio.
Durante cada creciente los ríos aportan en el piedemonte nuevos materiales que se depositan sobre el cono mismo, formando una extensa zona de explayamiento con un cauce trenzado que en algunos casos puede alcanzar cientos de metros. Debido a los flujos torrenciales y a su desborde, el terreno del piedemonte se torna inestable, lo que representa una gran amenaza para la vida, los ecosistemas y las obras de infraestructura; según el profesor Antonio Flórez, sus principales causas son las siguientes:

OJO DE VENADO - OJO DE BUEY


El “ojo de buey” o también conocida como “ojo de venado” es una semilla de tamaño mediano que recibe su nombre por la apariencia con el ojo del animal.
La planta madre de estas semillas es un bejuco que trepa en grandes arboles de la cual existen tres especies en América.

En medicina tradicional los frutos se usan contra la hidropesía, las raíces contra el cólera. Las hojas se usan para curar hemorroides; las semillas se toman en infusión como antihemorroidal, también han sido reportadas contra mordeduras de serpientes. La cocción de la raíz se recomienda contra el cólera, el extracto de las hojas para curar hemorroides. Se le atribuye poderes mágico-religiosos a la semilla.

EL SILBÓN



LOS CUENTOS DE PASCUAL
Mitos y Leyendas del piedemonte llanero

ALBERTO BAQUERO NARIÑO

EL SILBÓN
Ya entrado el atardecer y mientras tomábamos guarulo, mezcla de agua de panela y café, de nuevo le solicitamos a Pascual Herrera "Campesino de las montañas de Oriente de Cundinamarca, por más señas de Puente Quetame" que efectuara el consabido relato sobre los duendes que empiezan sus penitentes andanzas, entre las 8 y las 12 de la noche de todos los días. Las montañas desde donde contemplábamos el horizonte llanero "aquella extensa tierra plana que nos invita a cada instante" son el lugar donde vivimos, Villavicencio, capital de frontera interior, cuidando las vaquillas lecheras, las gallinas, los naranjos, los mandarinos, las pequeñas plataneras, el cacao, los cafetos y uno que otro marranito. Eran lugares de la antigua hacienda El Buque, de los Convers, que a principios de 1900 tenía plantaciones de café, caña de azúcar, trapiche, una Pelton para generar energía y una ganadería poderosa.
La casa de la Hacienda fué canibalizada, destruida, cuando llegó "el progreso". Se ferió todo. Ahora tan solo es una ruina miserable invadida por una urbanización. Igual pasó con las haciendas de Vanguardia de don Emiliano Restrepó a finales del siglo XIX, y Apiay, la gran hacienda de los Jesuítas por estos lares, en 1680.
— Los duendes —empezó Pascual— son caminantes noctámbulos, que no han encontrado la paz de los sepulcros y anhelan nuevas compañías para su interminable peregrinación. Son los mensajeros de la otra vida, sin figura corporal como nosotros.
— Quizá en su existencia material cometieron una gran falta, un gran pecado; tal vez, cuando fueron humanos hicieron pactos de magia negra para cumplirlos en la muerte. Pueden ser también almas errantes victimas de la herencia o arrepentidas por haber disfrutado desaforadamente las veleidades de un mundo cruel, que desde luego, jamás entendieron. Son espíritus condenados a permanecer andando en pago por acciones perversas de sus cuerpos anteriores, así dicen.

EL PÁTO GUIRE O GUIRIRÍ. (Dendrocygna viduata)

Este simpático animalito recibe varios nombres dependiendo de la región o país donde se encuentra; sirirí cariblanco, sirirí de la pampa, suirirí cariblanco o yaguasa careta etc. En los llanos de Colombia y Venezuela se le nombra como Guirirí o pato guire. Este pato mide unos 50 cm de largo, tiene una envergadura de sus alas de aproximadamente 90 cm y llega a pesar 700 y a veces un poco más. El plumaje es similar en ambos sexos por lo que es algo difícil distinguir la hembra del macho a simple vista.

El pato guirirí es natural de Africa y America, se encuentra desde Costa Rica, y en sur América en Colombia, Venezuela, las Guayanas, Amazonas, Chile, Perú, Argentina, Uruguay hasta Bolivia, siempre desde el nivel del mar hasta los 1000 mts de altura.
Recorre grandes distancias buscando alimentación y las lagunas y esteros en épocas de lluvias, también es común encontrarlo en las orillas de los ríos y zonas anegadas. 
Durante la noche vuelan y se puede sentir su actividad que la evidencia el sonido que hacen en grandes grupos “guirirí…guirirí…guirirí”, otros aseguran que su sonido es sirirí...sirirí y así le denominan en otras regiones. Convive tranquilamente en su habitad con otras especies de patos y otras aves, se destacan en las lagunas por ser numerosos.
Comúnmente el nido lo construyen entre pastos altos y este hecho de la misma hierba, tiene alguna forma de recipiente, también pueden anidar en las ramas bajas de arbustos y hasta se ha visto sus nidos entre troncos de árboles huecos.
En cuanto a la reproducción los patos guires pueden encubar entre 6 a 14 huevos entre papa y mamá guire se turnan el nido en la tarea. Los tiernos polluelos nacen entre los 24 y 30 días con un plumaje blanco que va cambiando a marrón. Los padres acompañan sus polluelos hasta pasados los dos meses.
Los patos guirirí se domestican fácilmente en las fincas, solo es tenerles una poceta con buen agua limpia para sus acostumbradas zambullidas y proveerles alimento cuya dieta es similar a las de las gallinas.
El pato Guire se ha visto amenazado por la caza indiscriminada e ilegal y en zonas anegadas de los llanos casanareños y araucanos, se ha ido y no regresa huyendo de los cazadores y desde luego por que la persecución ha mermado su población y sus huevos también son objetivo de los depredadores humanos.
Cuidemos el patico guire es un hermoso habitante de las llanuras y fue puesto por el Creador allí no solo para embellecer el paisaje, sino para cumplir una función que contribuye a mantener el equilibrio de estos ecosistemas.

EL PÁTO GUIRE O GUIRIRÍ. (Dendrocygna viduata)


Este simpático animalito recibe varios nombres dependiendo de la región o país donde se encuentra; sirirí cariblanco, sirirí de la pampa, suirirí cariblanco  o yaguasa careta etc. En los llanos de Colombia y Venezuela se le nombra como Guirirí o pato guire. Este pato mide unos 50 cm de largo, tiene una envergadura de sus alas de aproximadamente 90 cm y llega a pesar 700 y a veces un poco más. El plumaje es similar en ambos sexos por lo que es algo difícil distinguir la hembra del macho a simple vista.
El pato guirirí es natural de Africa y America, se encuentra desde Costa Rica, y en sur América en Colombia, Venezuela, las Guayanas, Amazonas, Chile, Perú, Argentina, Uruguay  hasta Bolivia, siempre desde el nivel del mar hasta los 1000 mts de altura.
Recorre grandes distancias buscando alimentación y las lagunas y esteros en épocas de lluvias, también es común encontrarlo en las orillas de los ríos y zonas anegadas.
Durante la noche vuelan y se puede sentir su actividad que la evidencia el sonido que hacen en grandes grupos “guirirí…guirirí…guirirí”, otros aseguran que su sonido es sirirí...sirirí y así le denominan en otras regiones. Convive tranquilamente en su habitad con otras especies de patos y otras aves, se destacan en las lagunas por ser numerosos.
Comúnmente el nido lo construyen entre pastos altos y este hecho de la misma hierba, tiene alguna forma de recipiente, también pueden anidar en las ramas bajas de arbustos y hasta se ha visto sus nidos entre troncos de árboles huecos.
En cuanto a la reproducción los patos guires pueden encubar entre 6 a 14 huevos entre papa y mamá guire se turnan el nido en la tarea. Los tiernos polluelos nacen entre los 24 y 30 días con un plumaje blanco que va cambiando a marrón. Los padres acompañan sus polluelos hasta pasados los dos meses.
Los patos guirirí se domestican fácilmente en las fincas, solo es tenerles una poceta con buen agua limpia para sus acostumbradas zambullidas y proveerles alimento cuya dieta es similar a  las de las gallinas.
El pato Guire se ha visto amenazado por la caza indiscriminada e ilegal y en zonas anegadas de los llanos casanareños y araucanos, se ha ido y no regresa huyendo de los cazadores y desde luego por que la persecución ha mermado su población y sus huevos también son objetivo de los depredadores humanos.


Cuidemos el patico guire es un hermoso habitante de las llanuras y fue puesto por el Creador allí no solo para embellecer el paisaje, sino para cumplir una función que contribuye a mantener el equilibrio de estos ecosistemas.