Sección Desde Llano Adentro

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Hipotesis Sobre el Origen del Nombre de Villavicencio


“Villavicencio” el nombre que lleva nuestra ciudad le asalta otro origen, otra hipótesis algo vergonzosa pero que está abierta. Según la historiadora norteamericana Jane Rush quien lleva años investigando la historia de los llanos y ha realizado publicaciones serias y fundamentadas del tema, el nombre de Villavicencio fue como también se referían al poblado de Gramalote (hoy Villavicencio), debido a que por aquella época existía un forajido asaltante que al mando de 50 rufianes armados y a caballo, atracaban caravanas de viajeros a las afueras de Santafé de Bogotá en un punto llamado “Las Cruces”.

Posterior al asalto, el forajido con sus cómplices huían hacia Gramalote. El nombre de este forajido que se hizo temible y famoso en la época era “Antonio Villavicencio” homónimo del abogado militar y simpatizante de la causa independentista “Antonio Villavicencio Verástegui” que jamás estuvo por esta región.



En esta hipótesis el nombre de “Villavicencio” se dio a conocer por la tradición y la costumbre cuando la gente o los viajeros se referían a Gramalote o preguntaban qué pueblo quedaba en esa dirección o por ese camino a donde se llegaba, la respuesta era: “a la guarida de Villavicencio”.



Sea como fuera el origen del nombre de nuestra ciudad cumple ciento setenta y tantos años de haber nacido a la vida política de la nación y haber sido bautizada en honor a Antonio Villavicencio Verástegui que nunca tuvo que ver con el poblado de Gramalote.
Vea mas de la historia de Villavicencio en nuestro blospot:


EL TIRAPIEDRA - Mitos y Leyendas del piedemonte llanero



LOS CUENTOS DE PASCUAL
Mitos y Leyendas del piedemonte llanero

ALBERTO BAQUERO NARIÑO
— Dicen que por los caminos viejos no se debe andar después del atardecer, afirmó Pascual lanzando su mirada entre nosotros.
— Por qué? preguntamos en coro.
— Porque los espíritus salen a recorrerlos, a recordar sus tiempos y a llorar sus penas y es malo encontrarse con ellos porque se les interrumpe. Hoy les tengo una historia que les va a gustar. Se trata de las acciones de El Tirapiedra que se instaló por estos lares y deambula por las montañas de la región asustando a los caminantes nocturnos.
— Y de dónde salió El Tirapiedras?
— Salió de la muerte de un estudiante de la Nacional cuyo nombre completo nadie supo jamás. Le dían "el muerto" porque era flaco, pálido y casi nunca hablaba. Era de Villavicencio y se las tiraba de llanero. Jamás se le vió cantar una copla, ni bailar un joropo.
El tino que tenía ese hombre era mortal; sus manos disparaban piedras de gran tamaño con precisión y fuerza increíbles y a distancias bastante apreciables. Se la pasaba participando en cuanta manifestación se presentara, porque era un ser rebelde a quien le atormentaban las continuas injusticias que soportaba la gente. Pero estaba anarquizado, actuaba sin ley ni principios. Así logró matar a centeneres de policías y millones de animales cuando le venía en gana. Una vez le colocó un pedradón en la cabeza a un presidente y si no es por la dureza del sombrero de copa que llevaba, lo mata. Siempre ejecutaba sus hazañas a distancias incalculables para los guardias de seguridad y por eso jamás lo cogieron. Otra vez le dió por limpiar la ciudad de maricas, putas y hampones y todos los días morían de un pedradón que venía de no se dónde, tres o cuatro de ellos. Nadie jamás llegó siquiera a pensar que sus flacos brazos y sus enjutas espaldas pudieran maltratar a unamosca, menos a la gente, pues además detestaba las armas.
Se reía en las pedreas universitarias pero era el causante de tragedias mayores porque cuando se decidía a tomar partido, elegía el tamaño de las piedras que fueran bien filosas y luego escogía sus víctimas ojalá oficiales para que fuera mayor el efecto y zás, le clavaba en medio de la frente el totazo letal.
Pero el paso inexorable del tiempo le jugó una mala pasada que lo llevó a él y a varias víctimas inocentes a la tumba. Empezó por acercarse demasiado porque veía borroso de lejos. Después empezó a fallar y sus pedradones se perdían en el vacío o solamente lesionaban a las víctimas con escalabraduras.
La ocasión de su falla definitiva se veía venir. Así que resolvió matar a uno de los jefes del tenebroso Servicio de Inteligencia Colombiana SIC, que en épocas de la violencia (1948-1960),sembró el terror en los campos y ciudades de Colombia. Este exjefe posaba de prominente hombre público y eminente profesional pero era el culpable del corte de franela, las cámaras de tortura y demás importaciones del tétrico laboratorio del General Franco en época del falangismo español.
Así, preparó el ataque minuciosamente y como era su último golpe entrenó por primera vez en su vida. Seleccionó los guijarros y decidió la fecha y la hora del atentado. Cuando lanzó su piedra contra el sádico asesino, se resbaló y el pedradón golpeó pesadamente en la cabeza de un niño reventándola al instante. Pero no se pudo contener por su fracaso y volvió a lanzar otro guijarro pegándole en la espalda al asesino y rebotando en la cara de una mujer. Se enloqueció y la emprendió contra todos, hasta que la multitud reaccionó respondiendo de igual manera.
Antes de morir reventado a piedra, logró matar a siete niños, ocho mujeres, tres varones y causar heridas a catorce personas más. Su condena consiste en deambular por los caminos antiguos y tirar piedras que no le pegan a quien se mueva, porque perdió el tino.

— Voy a contarles lo que nos pasó al mono Rosendo y a mí un día que se nos hizo tarde.

— Nos habíamos quedado un rato donde Doña Rosario, —alma bendita— tomándonos unas polas, luego de la dura jornada.

Veníamos por el camino antiguo a eso de las 9 de la noche. Pasamos tranquilos "Caño Blanco" y subíamos por entre ese pedregal. Al frente de donde hoy es la finca de Don Manuel Rodríguez, oímos el primer pedradón como a cinco metros; volvimos a mirar pensando que era un animal, pero no vimos nada. A los tres minutos sentimos otro pedradón ahora más cerca y tampoco miramos nada. Solo escuchamos que rodaba algo. Y enseguida un pedradón un metro adelante, otro a cincuenta centímetros atrás, cada vez más grande. Entonces con las linternas alumbramos a los árboles sin encontrar nada arriba, abajo o al lado. Yo le dije a Rosendo que no nos paráramos y que no chistáramos nada porque era el duende Tirapiedra y que lo único que nos salvaba era ignorarlo, no sentir miedo y menos quedarse quieto. En Quetame me habían contado que si nos deteníamos, las piedras se volvían de verdad y nos mataban como le pasó a Don Camilo Sastoque en una Vereda de El Calvario, que un día lo encontraron en el camino viejo, sin un hueso sano, moribundo, en medio de un montón de piedras. Era un hombre de los que no tienen miedo, pero de lo puro berraco, se atrevió a desafiar al duende.



Ilustración de Jairo Ruíz Churión.

— Yo sostuve el paso hasta que sentí que Rosendo se había quedado y no podía caminar. Y las pedradas cada vez más cerca casi me daban en los piés. Como ya íbamos a llegar a un claro y había buena luna, también sabía que el Tirapiedra necesita los árboles para joder a los humanos. Entonces yo traté de echarme al hombro a Rosendo, pero el gediondo se le había colgado del hacha que aquel sostenía con sus engarrotadas manos. Y no valió fuerza ni maña; no pude alzarlo. Entonces lo enlacé y así lo hice andar antes de que le cascaran el segundo pedradón pues ya lo habían escalabrado. Ya en el claro Rosendo se calmó poco a poco, pero me tocó esperarlo un buen rato a que se limpiara la mierda que le embardunaba todo el cuerpo, porque del puro miedo se había cagado.

Además la herida que llevaba en la cabeza le sangraba bastante y le dolía.

— Déjeme seguir adelante compadre, me dijo con voz de moribundo.

— Está bien le respondí. Y todavía nos faltaba pasar por otros bosques. Yo le dije a Rosendo que pasara lo que pasara que siempre continuara andando porque ese era el único remedio. Y más adelante otra vez la mano de piedra, acá cerquita. Las oíamos silbar encima de nuestras cabezas para totiarse a diez centímetros de nosotros y en toda dirección. Siga compadrito siga, le gritaba a mi compañero. Yo sentía que ya casi me agarraban pero sabía que tampoco es bueno volver la jeta. Así que empecé a quedarme, a encalambrárseme todo. Pensé en el pedradón que ya me llegaba y en que ese era mi fín. Pero hice el esfuerzo más grande de mi vida y continué andando, lentamente pero andando.

La totiazón continuaba a mi lado pero así llegue al claro donde está mi casa. Me había salvado.

Al llegar le dije a mi mujer que se levantara y nos hiciera café bien cerrero y caliente porque nos habían asustado. Rosendo se repuso como a la media hora y me dijo: compadre todavía siento el olor a mierda de borracho, pero yo ya me lavé. Será parte del susto? No compadrito le respondí, lo que pasa es que yo también estoy cagado!

LOS CUENTOS DE PASCUAL
Mitos y Leyendas del piedemonte llanero

ALBERTO BAQUERO NARIÑO




HATO LA MAPORITA


Fotografía. Rodeo de ganado Casanareño en el hato La Maporita  década de 1930.  





















Internándose en la sabana, se llega al legendario hato La Maporita, donde transcurrió buena parte de la historia de Arturo Cova y Alicia que narra don José Eustasio Rivera en la novela La vorágine. El hato La Maporita (diminutivo de mapora, un tipo de palmera) está ubicado en las proximidades del corregimiento fronterizo El Caracol, a cuarenta y cinco minutos del municipio de Arauca.
Este hato centenario fundado en tierras “lareñas” araucanas, está ubicado en un extenso banco de sabana, constitutivo de una gran extensión de llanura, propiedad obtenida por los fundadores gracias a “las mercedes reales” otorgadas por la corona española. Hay referencias documentales escritas probatorias de que para el año 1918, los hermanos Sánchez posaban de dueños, en representación del dictador venezolano Juan Vicente Gómez, quien gobernó al hermano país por espacio de veintisiete años (1908-1935), y que supuestamente era el verdadero propietario de este latifundio de cerca de 100 mil hectáreas, con una población ganadera de sesenta mil reses e incontables caballos y abundante biodiversidad.
El Hato La Maporita – hato, era la unidad productiva pecuaria que tenía más de mil cabezas de ganado – ha sido, históricamente, referente de la ganadería regional, un hito del llano, escuela de la llanería, famoso por la calidad de sus caballos y por la supremacía de sus “hombres de soga y caballo”. Los mejores caporales, caballiceros, baquianos, amansadores de potros, cabresteros y viajeros de ganado se graduaban en este hato icónico abundante de reses y bestias y reconocido como punto de partida de los lotes de ganado que constituían la saca anual de cuatro mil novillos llevados de aquí a Villavicencio, en jornadas que duraban cuarenta y cinco días”.


















Tomado de:


Reflexiones para las Comunidades Llaneras (Facebook).





Fotografía de FAFO. Fundación para el archivo fotográfico de la Orinoquia

















LOS MONSTRUOS DE PARATEBUENO


LOS CUENTOS DE PASCUAL 

Mitos y Leyendas del piedemonte llanero
ALBERTO BAQUERO NARIÑO
© Derechos Reservados de Autor

Lo primero que pensamos al analizar nuestro extraño viaje fué en el encantamiento que se producía en el Pollo de Oro, por los tiempos en que el viento era parte del paisaje del joropo en la voz criolla de Teresita Pulgarín y en la voz romántica de Jimmy Ron con sus pasajes torrealberos. Nuestras sospechas eran fundadas porque un viernes, de aquellos en que se quiere parrandear, en el momento de solicitar una mesa para mis dos jóvenes amigos y yo, observamos que a poca distancia se hallaban departiendo tres hermosas damas. Como es natural en estos casos, nos sentamos en disposición de tirar corriente con la mejor postura, mostrando el perfil favorito, camino expedito a la conquista, a un polvito extraviado, quien quita que se aparezca la Virgen, o por lo menos miraditas, cogiditas de mano. Si hay besito, ya está listo el plato.

Así, les hechamos los perros, con todo el repertorio posible. A mí, me gustó una morena con cipote trenza, tetoncita, delgada pero maciza. Julio Daniel dijo que él prefería la pelirroja que estaba buenísima. Henry se quedó con la mejor, que tenía unas patazas tremendas y un tracero como para remallar costales. El despliegue de plumas fué amplio pero no logramos que pararan bolas. Incluso se fué hasta su mesa para invitarlas a la nuestra pero, nanai cucas. Entontes no hubo más remedio que colocar la doble transmisión: el poema. Eso si no podía fallar. Es más, jamás había fallado. Julio Daniel tiró la primera al puro pecho. Era una poesía que les daba bienvenida al llano y hablaba de navegar en las piernas de su hembra.
Esperé los efectos espernancadores de los versos y, nada. Yo les remití como diez y ni una miradita. Empecé a sospechar de nuestra fealdad porque hay días en que uno está feo, pero nó, no era esa la razón. La miadita que me pegué me sirvió para mirarme al espejo, peinarme y limpiarme el sudor. Mis amigos sin ser adonis, no eran esperpentos. De pronto se marcharon y jamás supimos nada. Al preguntarle al mesero sobre semejantes hembras él nos dijo que esa mesa permanecía vacía porque en ella murió hacía poco una bella mujer morena y de trenza. Alguien le metió un puñal en el abdomen y falleció, ahí mismito. Esa noche nadie estuvo allí. Poco después cerraron el establecimiento porque a unos guates les molesté el joropo. Yo entrevisté por esos días al Pollo de Oro, que me conto sus cuitas.
Por eso cuando nos hicieron ir hasta Paratebueno creímos que eran los sueños joroperos del Pollo de Oro. Esa vez, de nuevo en ese sitio y otro viernes, estábamos con el entonces flaco Salcedo y con el primo Julito cuando llegaron tres damas y esas si llegaron a nuestra mesa porque una era amiga del flaco.

En ese tiempo me había interesado en el conocimiento de la historia de las huestes de Guadalupe en la rebelión liberal llanera, en sus hazañas y en el infeliz término del proceso. Un lugar que se convirtió en baluarte de la guerrilla por esa zona del Upía, Medina, Paratebueno y de ahí en adelante por Casanare hasta Arauca en zona del Piedemonte. La familia Parra y en particular Alvaro Parra habla liderado la resistencia y tenía la plena confianza del comandante en jefe. El viejo Nacianceno León me comentó esa semanaque en Cumaral y en Paratebueno residían dos de los hermanos Parra. Nacianceno fué uno de los liberales que sufrió los rigores de la cárcel y fué subalterno de Alvaro. Los Parra entonces eran manjares de investigación. Esa fué la trampa del destino porque las chicas de un momento a otro resultaron familiares de los Parra y justo en esa noche iban para Paratebueno que celebraba sus fiestas patronales. Existía una motivación intelectual la cual se sumaba a la exquisita invitación que nos hacían para deleitar conocidos placeres que se vuelven mejores cuando de aventurar se trata. "No hay como estrenar culito!" se decía por esos tiempos.

Casi eran las dos de la madrugada, el aguardiente calentaba motores y el entrepiernaje por debajo de la mesa funcionaba, primero con choque de rodillas, luego rodilla adentro. Ese pasaje es sabrosísimo y lleno de expectativa. Si no funciona, se jode todo. —Vamos ya papitos y allá en Paratebueno nos desquitamos, gritaron en coro con esas bocas llenas de lascívidad.

— Vamos, exclamamos ansiosos.

Y nos fuimos en la camioneta. Adelante iba yo con mí gordita que me apercollé desde el principio. Atrás cuatro personas que trenzaban en un duelo de caricias y jadeos. En Cumaral ya el sueño me vencía y estaba mamao de manejar con esa vieja encima. Soñaba con pasarme atrás y olvidarme del timón. Una de ellas tocó el tema de los cadáveres que aparecían cuando se trató de pavimentar la vía de penetración que avanzaba hacia Casanare. Por ese tiempo de los años 50’s la estrategia de la insurgencia bloqueaba el arreglo de la vía para preservar su enclave y esa prevención se mantuvo durante mucho tiempo hasta que surgió el proyecto de la Marginal de la Selva en 1.988 y se empezó a construir. Dicen que se terminará en 1.992.

Julio manejaba en la empolvada carretera llena de baches con una sola mano; mientras tanto, en medio de la lucha por bajar calzones, nos abrumaba un tremendo sueño, superiora poner el clavo donde el instinto mandaba.

La madrugada estaba próxima y casi llegábamos a Paratebueno De pronto vimos que a Julio lo besaba una calavera pero él parecía un robot conduciendo a paso lento. Cerré los ojos pensando en que a esas horas ya era muy cansón el forcejeo sin coronación, sumado a la somnolencia que achacaba a la hora. Cuando miré de reojo alcancé a ver el fémur que el flaco acariciaba y carecí de valor para mirar la mano que se deslizaba dentro de mis calzoncillos pero que estaba helada. Creí que hasta esa noche llegarían mis genitales. Quizá soñé que me los arrancaban de un jalón terrible.

Quedé mudo y me privé. Pude ver que Julio detenía el vehículo y el flaco se estiraba. Estábamos en Paratebueno. Pasarían tres horas cuando despertamos. Ya eran las ocho y sentíamos tremenda sed. Entramos a una tienda grande que estaba al frente y cada uno se tomó tres vasos de leche helada, delicioso manjar.

El señor de la miscelánea se nos presentó...

— Soy Enrique Parra, para servirlos a Ustedes. Bienvenidos a este pueblo llanero de Cundinamarca.

— Enrique Parra, de los hermanos Parra? interrogamos en coro.

— Si; por qué?

— Perdón nos sentamos! ya le contaremos! La increíble historia que no comentamos al despertar, era imposible de creer. Además nuestro aspecto daba pena. Cada quién pensaba que fué un sueño. Pero por qué estábamos allá? Si Señor allá en Paratebueno. Obnubilado recordé mi sueño —el de esa noche— en el que yo era un caballero templario y en el ritual ceremonial había que besarle el culo a 50 iniciados que naturalmente no se bañaban y los calzoncillos se los quitaban con agua caliente. Tuve náuseas. Desfiló por mi mente Paracelso acompañado por Nostradamus que llevaban un pergamino con los secretos del más allá.

El frío de los huesos agarrando mis güevas, todavía lo tenía entre el alma.
Don Enrique se sonrió observando tal vez la tremenda jala y el horrible guayabo que aparentábamos.

— Hace un mes celebramos las patronales con mariachis, corrida de toros, cabalgata y juegos pirotécnicos. Vinieron lindas chicas y Don Hernán Braidy presidió las ferias.

Luego de un tiempo prudencial como de una hora le contamos a Don Enrique nuestro sueño y él entonces se puso severo, pálido, y pidió una botella de sello negro y dijo...

— Yo invito muchachos. Ustedes están vivos de puras vainas! Y del pipí como andan?

— Como así? Yo pensé en esa mano fría que me acarició y me toqué. Estaba completo!

— Si. Hace poco más de 40 años hubo muchos muertos en esta carretera. Una vez asesinaron a unas putas que venían para las ferias y su agonía fué de varios meses, porque primero las hicieron parar a cuanto viajero pasaba para asaltarlo y después sirvieron de catre a más de 8.000 hombres que las fuerzas de defensa apostaron en la vía para controlar la insurgencia. Sus ánimas en pena suelen apostarse en los bebederos de Villavicencio o de Cumaral e invitar a la gente a las fiestas de Paratebueno. En el camino, luego de acariciarlos, les arrancan las güevas y el pájaro. Las víctimas se desangran o quedan locas y con una tronera muy berrionda. Ustedes se salvaron porque querían conocer la historia de los hermanos Parra, y las putas de ese tiempo eran liberales. Si Ustedes solo vinieran atraídos por las ganas de culiar, ahora les estuviéramos mirando el hueco.

Muchas de las mujeres que nos visitaban servían de correo hasta que un policía encontró un documento entre un sostén. Por esos días las pobres putas pagaron pato, concluyó el Señor Parra.

El regreso fué demasiado lento aunque íbamos como el alma que lleva el diablo y como perro apaliado, con el rabo entre las piernas.

Pascual me había advertido en una de sus narraciones que en la vía a Paratebueno asustaban y que tuviera cuidado en aceptar invitaciones de mujeres bonitas para ir a las fiestas de Paratebueno. Pascual me cuida porque es buen amigo y no desea que me vaya lejos cuando me tomo unos traguitos, había pensado. De ahora en adelante le haré caso. Pero una noche le recordé...

— Pascual, por qué es peligroso viajar de noche a Paratebueno y con viejitas?

— Veo, Doctor que a Usted no le gustan sus güevas! contestó burlándose.

— No siga Pascual. Mire que ese, es el único cuento que me las enfría. Claro que me gustan, y el pájaro, me ha salido muy bueno!

ANTIGUOS OFICIOS - LOS TALABARTEROS

Galápago en cuero elaborado a mano .

En la conformación del tejido social de todo un poblado son imprescindibles diversos tipos de oficios para el desarrollo comercial e industrial de los pueblos como la carpintería, la herrería y la tababartería, entre otros. Sin ellos no habría un verdadero desarrollo por que sus habitantes se verían obligados a desplazarse hacia otros lugares para cubrir sus necesidades de primera índole.
El arte de la talabartería se considera dentro de los oficios afines con la ganadería.

El ser Talabartero significa arreglar o trabajar el cuero para la elaboración de atuendos o guarniciones utilizados especialmente para las caballerías, sillas de montar albardas y aparejos. Comúnmente es la persona que elabora las sillas, aperos y todos los elementos que se necesitan para una montura. 
El oficio apareció en la región, a raíz de que el transporte en Villavicencio y gran parte del país era en caballos y mulas que realizaban largas jornadas de 30, 40 y 50 días de viaje desde Arauca. Para ello se utilizaban las monturas y de ahí, la demanda del oficio aumentó y gozó de gran prestigio no solo por la calidad de los cueros empleados, sino por la finura del trabajo realizado. 

Históricamente, el oficio del talabartero fue aprendido de los misioneros toda vez que no era una actividad cultivada por la población indígena de la misma manera como la practicaban los españoles, si bien los indios americanos eran expertos en el arte del curtido mucho antes que Cristobal Colon descubriera América.




Tomado del Articulo de la Licenciada Blanca Nelly Quiroga Amado. Revista Samán N°3 Corporación Centro de Historia de Villavicencio. 
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En este enlace ver video antiguos oficios en Villavicencio - Talabarterías 

Hoy en día la demanda de sillas, galápagos e implementos en cuero para la ganadería, ha bajado considerablemente debido a la proliferación del plástico, la modernización de las ganaderías y debido también, a que el caballo en estos tiempos de modernización y globalización, ya no es requerido y utilizado como medio de transporte como en épocas de antaño. El caballo pasó a ser un animal para el regocijo estético, competencias y un referente del pasado de la tradición ganadera y la la cultura llanera. Hoy el relevo generacional de los llaneros criollos prefieren las ventajas de motocicleta. 
Volviendo a las talabarterías de Villavicencio, hoy la industria manufacturera del cuero en Colombia y en el mundo evolucionó y desde luego es muy diferente a la de ayer, pero las sillas y galápagos fabricados en las antiguas talabarterías de tradición en Villavicencio, siempre demostraron una fina y alta calidad en su elaboración. Cientos de estos artículos en cuero que hoy cuelgan en las caballerizas del llano, de Colombia y en el mundo, se han fabricado en los talleres de estos artesanos del cuero en Villavicencio.

Antigua y tradicional talabartería en la Calle de las Talabarterías - Villavicencio Meta.






EL BAYETON



El bayetón es una prenda en desuso que hacia parte del traje típico llanero y en nuestros días fue olvidado por completo.



El Bayetón es una prenda traída de España y se diseminó por América desde México hasta el sur de la Argentina. La historia menciona que el bayetón se deriva de la capa que usaban los nobles y caballeros de la corte Inglesa.

Se denomina bayetón a un grueso paño de lana basta con mucho pelo y un entretejido de trama muy compacta que lo hace impermeable en las lloviznas y serenos de la madrugada.
Según la historia, inicialmente cuando llegó a América lo usaban jueces, altos funcionarios y nobles de la corte real Española y en las colonias de La Gran Colombia los criollos y mestizos la empezaron a usar por ser muy eficaz para las intemperancias del clima.

Demetrio Paredes colección Stubel
En el Llano fue imprescindible para los jinetes, infundía respeto y se lucia con elegancia cubriendo la montura y hasta las ancas del corcel. En los grandes viajes de ganadería Arauca-Villavicencio era un elemento infaltable. Se conocieron de doble faz, paño de lana de color azul oscuro por un lado y tela roja de bayetilla por el otro.


En Chile por ejemplo, es una prenda típica que aunque lleva otro nombre “Manta de Castilla”, es la misma tela de bayetón que hoy aun usan con orgullo.


El compositor colombiano Alejandro Wills en su tema “El Galerón Llanero” lo menciona:
Las mujeres no me quieren;
yo les hallo la razón;
porque no tengo dinero,
caballo ni bayetón…


El Compositor y poeta Araucano Héctor Paul Vanegas en su poema “El Ocaso de un Llanero” hace remembranza del bayetón y lamenta su desaparición:
“Ya se murió el bayetón prenda de mucho respeto, ahora domina el caucho la madruga y el sereno; y hasta un poncho disfraza’o que es de origen antioqueño…”


Al momento de hacer el presente artículo no fue posible hallar un bayetón llanero para tomar la fotografía. Lo único con lo que pudimos disponer para ilustrar este texto fue este óleo en donde José Antonio Páez simpatizante y combatiente de la causa de Santander en las guerras anticoloniales e independentistas en El Apure, luce un bayetón con un atuendo típico de la época (1815-1819). También hallamos esta acuarela (foto 1) del profesor Jairo Ruíz Churión en su investigación sobre la evolución del traje llanero.


“…por que hoy es mucho el baquiano que se pierde con el viento…”
Héctor Paul Vanegas

El olvido de nuestras tradiciones a causa de la globalización y el continuo bombardeo publicitario del consumismo, ha fracturado la brecha que comunicaba una generación con la otra y adoptamos otras formas y conductas culturales. Es positivo dar pasos hacia el avance y la evolución de nuestra raza y su folclor; pero esos pasos que demos hacia adelante deben estar apoyados en las raíces, la querencia por la tierra llana y recordar con orgullo y sentido de pertenencia de dónde venimos.

Fuentes para crear este artículo:
Jairo Ruíz foto acuarela Bayeton
ww.huaso.cl - es.the free dictionary – encyclopedia circulo de lectores.


HISTORIA DE VILLAVICENCIO

OCTUBRE 21 DE 1850 - OCTUBRE 21 DE 2017

VILLAVICENCIO CUMPLE 167 AÑOS DE HABER NACIDO 

EN LA VIDA POLITICA DE COLOMBIA

Junto a las fondas y posadas de La margen derecha del caño Gramalote en el cruce de caminos que bajaban de Santafé de Bogotá y se regaban por la llanura, los comuneros de la Hacienda de Apiay se fueron instalando y las personas que bajaban del oriente de Cundinamarca fueron ocupando libremente la pequeña sabana que existe entre el caño Gramalote y el caño Maizaro; fue así como se fue formando Villavicencio poco a poco con el trasegar de los años. 

El caserío de Gramalote fue erigido en 1836 en distrito, el caserío llevaba más de 100 años en proceso de formación y no hubo necesidad de acta de fundación. La población cada vez se extendía más hacia el costado izquierdo del caño Gramalote.

La primera capilla de Gramalote (hoy Villavicencio) se construyó en 1845 por iniciativa del párroco de San Martín y por esa época, según el Padre Mauricio Diéres Monplaisir, la población contaba con más de 30 familias siendo el señor Gregorio Fernández el primer Comisario que tuvo la población.

Así la cámara provincial de Santafé de Bogotá en uso de sus atribuciones, el 21 de octubre de 1850 crea el distrito parroquial de Villavicencio compuesto por el anterior corregimiento de Gramalote y su primer corregidor fue Justiniano Castro.

Extraido de : Villavicencio Dos siglos de historia Comunera - Nancy Espinel Riveros.
Del Nombre de Villavicencio

Según la historia el nombre de “Villavicencio” le fue dado a la población en honor al abogado, militar, político Ecuatoriano y simpatizante de la causa independentista, Antonio Villavicencio Verástegui; pues era pariente del párroco de San Martín, quien gestionó en Santafé de Bogotá para que se le diera el nuevo nombre de “Villavicencio” al recién creado distrito parroquial que anteriormente se llamó Gramalote.




Sea como fuera nuestra ciudad cumple mas de siglo y medio de haber nacido a la vida política de la nación y haber sido bautizada en honor a Antonio Villavicencio Verástegui que nunca tuvo que ver con el poblado de Gramalote.

Villavicencio, moderna una ciudad joven con un asombroso desarrollo que se ha aumentado considerablemente en la última década ya que es muy atractiva y prometedora para los inversionistas. Una ciudad que ha acogido a miles y miles de migrantes de otras zonas del país, brindándoles nuevas oportunidades en sus vidas y el terruño donde sus hijos han nacido y crecido, pero que no le han sabido corresponder con querencia por la ciudad, sentido de pertenencia, orgullo, entusiasmo, civismo y cultura ciudadana. 

Entreguémosle a Villavicencio lo que es para ella “Villavicencidad” 


Fuentes:
Villavicenio Dos Siglos de Historia Comunera - Nancy Espinel Riveros
Jairo Ruíz Churión.
Fotos gráficos de Riou 1847.- Foto Villavicencio década de 1930 Revista Trocha 1975

HISTORIA DE VILLAVICENCIO. LA ÚLTIMA HERRERÍA DEL PUEBLO -


En la formación de Villavicencio y el desarrollo en general de los llanos, el oficio del herrero era muy solicitado por los ganaderos que venían de llano adentro. Sin duda su trabajo aportó eficiencia en las herramientas en los grandes hatos. Echemos un vistazo al pasado de Villavicencio para saber de que se trataba este oficio y que era de este pueblo en el pasado.