Sección Desde Llano Adentro

EL ASESINATO DE GUADALUPE

IMAGINARIOS ALREDEDOR DE LA PACIFICACIÓN Y LA MUERTE

Foto: General Rojas Pinilla y Guadalupe Salcedo Unda
en Yopal Casanare el 25 de enero de 1954, siete meses
antes habían firmado la paz en Monterey Casanare
en julio de 1953.

Por: Daniel Santiago Roldán Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia Miembro del Colectivo Memoria y Acción.



En el marco del trágico fin de las guerrillas del Llano, que le proporcionarían las fuerzas estatales a varios de los líderes de la insurrección llanera, se dio muerte al máximo líder guerrillero: José Guadalupe Salcedo Unda. El acontecimiento, es uno de los magnicidios más sonados y representativos de la segunda mitad del siglo XX, porque tras un proceso de “pacificación” y desarme en los llanos orientales, logrado en el Gobierno del General Rojas Pinilla, se da muerte al “terror de los llanos” en la capital del país.


Existió (y existe) un problema con el asesinato en torno a las diferentes versiones acerca del mismo. El veredicto que publicitó la prensa es distinto a otras versiones tanto de testimonios del fiscal Eduardo Umaña Mendoza (quien fue quien investigó el caso)1, como a la de la mayoría de las versiones historiográficas, entre las que están las de Alfredo Molano, Arturo Alape o Reinaldo Barbosa; quienes al respecto afirman que fue un plan premeditado del Estado para dar muerte a Guadalupe. Cabe señalar además que nunca prosperó una investigación policial seria para que se conocieran los responsables materiales e intelectuales del
crimen.



El asesinato de Guadalupe Salcedo



Guadalupe nació en 1924 en Tame Arauca en una familia ganadera, de padre venezolano y madre indígena de la región. Entró a la vía de la resistencia armada a los 25 años y fue ascendiendo poco a poco en la estructura militar de la insurgencia, organizó varios golpes y estrategias contra el Ejército Nacional. Tuvo a su cargo miles de combatientes que se adueñaron de los Llanos con golpes estratégicos como el de Orucué, que le valieron el apodo de “Capitan” entre sus compañeros y el de “El terror del Llano” entre sus enemigos.



El contexto inmediato en el que se inscribe el asesinato de Guadalupe Salcedo es el del gobierno del General Rojas Pinilla, quién logra realizar la pacificación de la región sin haber disparado una sola bala y con la paradoja de que los terratenientes ganaron el control de la región sin mayor esfuerzo, luego de una monumental lucha de las familias llaneras para construir un movimiento armado. Además, muchos de los acuerdos que el gobierno se había comprometido a realizar se habían quedado en nada más que promesas. Frente a esto, Guadalupe tomó la decisión de participar de la conspiración que organizaba Juan Lozano y Lozano quien, asociado con antiguos comandantes, buscaba una insurrección guerrillera a escala nacional y cuyo centro de operaciones iba a ser Vichada. Cuando se encontraban ya reunidos en Bogotá, los líderes de la próxima insurrección recibieron la noticia de la secesión del poder a la Junta Militar y el Frente Civil. Frente a este panorama, una insurrección militar a nivel nacional comenzaba a tener poca coherencia con el estado actual del país. Guadalupe, para saber qué dirección debía seguir, viajó entonces a la capital del país a reunirse con Lozano y Lozano.


Guadalupe se encontraba con 3 guardaespaldas en la visita a la capital: Santana, Horacio Palacios Valderrama y José Bruno Ladana2, estos llegaron a la capital luego de unos viajes permanentes entre los Llanos y Bogotá. En la capital se hospedó en la casa de una amiga en el sur de la ciudad, al otro día se debía reunir en el restaurante La Bella Suiza para almorzar con Lozano y Lozano. Cuando llegaron al establecimiento, comenzaron a beber whisky y a contar anécdotas; a las 5 comieron y hora y media después estaban ya ebrios3. La reunión se acabó entre joropos y corridos a la 1 de la mañana. Luego de terminada la reunión, a Juan Lozano y Lozano lo llevó su chofer, mientras Hernán Villamarín y Guadalupe Salcedo tomaron un taxi y se fueron al sur de Bogotá.

Luego, entraron a departir unos tragos en el café El Volante que quedaba ubicado en la diagonal 7, dónde el transporte salía hacia el llano, allí siguieron bebiendo sin haberse percatado del peligro al que se encontraban expuestos: la policía les había tendido un cerco a la redonda del café. Luego de que Villamarín le advirtiera a Guadalupe que se retirara del lugar, escapó junto a sus guardaespaldas en un taxi. Empezó entonces una persecución en carro, hacia la altura de la Caracas con calle 8 sur, una patrulla de policía detuvo a Villamarín y este hizo tiempo para que Guadalupe pudiera escapar de la zona...

Versiones encontradas:

El Independiente/El Tiempo:

El independiente comenta, basado en el relato del teniente Jaime Díaz Bernal, que la balacera que terminaría con el asesinato de Guadalupe Salcedo y Jose Bruno Aldana, comenzó cuando éste policía en servicio recibió un llamado de auxilio de otra carropatrulla, ya que fueron encañonados por los tripulantes del Taxi D-61902 y que se encontraban en una persecución. Por tal razón, la patrulla 43 se da al seguimiento del taxi. Luego de recorrer gran parte de la ciudad (que en ese entonces no era muy grande), fue interceptado por la policía la patrulla 142 que fue avisada para pedir refuerzos, posteriormente, la versión del patrullero comenta que:

“Cerrado por los dos vehículos policíacos, el taxi debió detenerse pero sus ocupantes, según la policía, se negaron rotundamente a obedecer la orden de rendirse y-antes por el contrario, dice el oficial- uno de ellos “esgrimió desde el carro una pistola”. Acto seguido se trabó el tiroteo y momentos después dos de los ocupantes del taxi Millo salían tambaleantes: uno de ellos cayó dentro de un zanjón y el otro en medio de la vía, mientras que los otro cuatro restantes eran capturados”4 (Ver anexo 2 y 3).

Acto seguido, fueron identificados los cadáveres de ambos personajes para luego trasladarlo a la estación de policía de la calle 100. El resultado del examen de los cuerpos es que a Guadalupe le dispararon 5 veces: en ambas palmas de la mano, en la cabeza, en el hombro y en un muslo. El examen de su compañero, muestra que le dispararon 4 veces, un tiro que le destrozó la cara, que entró por su parpado derecho, y tres en su pecho y torso. Además de esto, fueron heridos dos agentes de policía: uno en el cráneo, Angel María Espitia, quien murió unos días después y el agente Jose Ismael Vargas quien se recuperó en la clínica5. A su vez, fueron detenidos los compañeros de Guadalupe Salcedo, Luis Duque, Benjamín Boada y Horacio Palacios Valderrama, quienes se encontraban acompañando a Guadalupe en el mismo vehículo. Además de estos, fue capturado el otro en su lugar de residencia en Bogotá.

El diario El Independiente, muestra también en su edición del 7 de Junio cómo se iban a realizar las exequias del capitán de los llanos que se llevarían a cabo ese día en la iglesia Santa Ana de Teusaquillo (Ver Anexo 4). Se hace un recuento histórico de la personalidad y del momento actual de las guerrillas del llano: “Su capacidad estratégica, su sencillez y conocimiento profundo de la psicología del guerrillero, hicieron de Salcedo un personaje que al principio fue humano, con carácteres claramente definidos, pero que bien pronto sus hazañas hicieron elevar a la categoría de la leyenda su recia personalidad”6. Se evidencia que existía cierta admiración y respeto en relación al recorrido del guerrillero.

Revisando el resto del contenido del periódico El Independiente, en esta misma edición, aparece una declaración de Alberto Lleras Camargo frente al homicidio de Guadalupe Salcedo para borrar cualquier relación que pudo haberse encontrado entre el guerrillero y el director del Partido Liberal. (Ver anexo 5) Posteriormente utiliza el homicidio para lanzar dardos contra la dictadura “A cualquiera se le ocurre pensar, por los métodos políticos que yo aconsejo y aplico, que si me hubiera correspondido actuar en los días de las guerrillas del señor Salcedo, habría estado separado y ajeno a sus sistemas de lucha, como lo estaba ahora la Dirección del partido de sus actividades, que el propio gobierno, según tengo entendido, consideraba pacíficas y contribuyentes a la paz del Llano”7.

A continuación del seguimiento del asesinato, el levantamiento del cuerpo y las escenas policiacas sobre el asesinato, se hizo un seguimiento del sepelio del guerrillero frente al que comentaba que “5 mil de personas” habían asistido en la iglesia Santa Ana en Teusaquillo. Lastimosa y paradójicamente a los compañeros de Guadalupe les dejaron en libertad a los pocos días, sin que el juez pudiera establecer testimonios, ya que según los ex-guerrilleros: “poco recordaban, pues sufrieron golpes de tal naturaleza que al volver en sí estaban ya en carros celulares"8.

Luego de los fatídicos hechos, la casa editorial liberal ahora en versión de El Tiempo, se lanzó a la tarea de convencer a la población que los llanos se habían apaciguado. Por tal razón es interesante observar el imaginario del apaciguamiento: para el diario liberal los llanos se estaban convirtiendo en tierra de paz luego de los asesinatos sistemáticos de los líderes de la guerrilla. Para el 14 de Junio (8 días después del asesinato) en la portada del restituido diario El Tiempo9 se leía como título: Plena Traquilidad Hay en los Llanos Orientales. Luego de la visita de Germán Zea Hernández, quien fue enviado especial en la región por parte de Alberto Lleras para calmar los ánimos luego del asesinato de Guadalupe y un posible rearme de las Guerrillas del Llano10.

El Siglo:

La versión comentada por El Siglo se diferencia en algunos sentidos de la presentada por la de El Independiente. Muestra en su portada del 7 de Junio, el título “Muerto Guadalupe Salcedo” (Ver Anexo 1), se hace énfasis en que “fueron encontrados documentos políticos de importancia”, y la foto que aparece (a diferencia de la de “El Independiente”), es la de Guadalupe con su traje militar, mostrando una figura castrense antes que todo.

Frente al contenido que sigue en las páginas posteriores, la persecución y muerte del Capitán es calificada de “cinematográfica “y “espectacular”. Se habla de un tiroteo de que duró más de 15 minutos, dónde al final salió muerto. Uno de los énfasis que hace el gran apartado que hizo el periódico fue el de la “carta importante” que publica en versión completa, seguramente para inculpar y demostrar las relaciones entre el difunto guerrillero a quien encontraron en sus bolsillos una carta dirigida al director del Partido Liberal, Alberto Lleras Camargo.

Es además particular que frente a las imágenes que se muestran en el periódico, se detalla con cierto morbo la persecución y la acción de los hechos desde una visión criminalística del acontecimiento, hacen énfasis en las armas, el taxi, la cara de Guadalupe asesinado, etc. 

La historia cuenta que Guadalupe fue sepultado en
San Pedro de Arimena con dos de sus guardaespaldas.
La cultura alrededor de la Muerte de Guadalupe.


A diferencia de los otros relatos históricos, las guerrillas del Llano no contaban con un gran órgano de prensa nacional que diera cuenta de sus opiniones acerca de los hechos que, por cierto, impactaron de manera muy significativa la región. Por el contrario, las versiones oficiales y documentales hegemónicas han sido los documentos que han prevalecido para realizar historiografía al respecto.
El Llano en medio de su diversidad cultural e histórica ha establecido diferentes expresiones culturales como corridos y poemas, que son mucho más dinámicos socialmente, al respecto podemos observar el poema que Bernardo Gutierrez le compone a Guadalupe:



Mataron a Guadalupe, /a Guadalupe Salcedo,/lo fundieron a metralla /los esbirros del gobierno.



El Llano llora su ausencia/en un temblor de luceros/ y su caballo si riendas/ busca la voz del viento.



Intuye que lo mataron, / y vuela detrás del eco/ que va rezando en el Llano / la oración de los llaneros.


No lo mataron por malo, /lo asesinaron por bueno, /por hidalgo, y por valiente/ capitán de guerrilleros.

Son los Llaneros de Páez, / que saben morir sin miedo, / por Colombia que es su amada/ la libertad y el derecho.

Salve Guerrilleros invictos, / Vuestro capitán no ha muerto, / Es jinete en su caballo /que va encendiendo luceros.

Seguid su proclama errante /en las cornetas del viento, / y si la llanura ondula, /fusilad... los fusileros.

Él medirá vuestros pasos, / a vuestro dolor atento; / su corazón es bandera/ sobre huracanes de fuego11.

Conclusiones:

Frente a los documentos y la revisión de prensa, es bueno señalar que las diferentes versiones se contraponen en sus idearios y problemas: la narración del asesinato por parte de El Independiente es mucho más cercana y amena, trata de rescatar la personalidad del guerrillero, pero a su vez no condena la muerte como culpa del régimen sino que tiene un aire de prudencia por la situación incontrolable que podía desencadenar para el sistema político la muerte del máximo jefe guerrillero de los llanos. Por el contrario, hace un llamado a la pacificación del llano, de las guerrillas y del país. Busca desligar al liberalismo y a Lleras de la insurgencia; sumado a todo esto liga al muerto al Frente Civil, demostrando una repulsiva actitud instrumentalista del liberalismo frente al movimiento guerrillero y la muerte de la mítica figura.


La versión de El Siglo que a pesar de no contar con sus simpatías, rescata algo del discurso de sus compañeros y del muerto Guadalupe. Da mucha más preeminencia a dos elementos particulares a diferencia de la prensa liberal: señala la relación que existe del difunto guerrillero con el director del partido liberal y en segundo lugar da mucho más espectáculo, mucha más minucia y morbo en detalle al acontecimiento.



Con respecto a la documentación cultural vemos que juega el papel de una forma de resistencia y de memoria cultural, que más allá de ser una fuente documental, permite adentrarnos a las formas de resistencia y de justicia de los muertos. Su ventaja respecto a las otras, es que mantiene una dinámica y una vitalidad con la que no cuentan los diarios, es decir, que se mantiene en el imaginario y en la cotidianidad de las personas de la región, permitiendo recrearse y representarse de maneras variadas y distintas.



Las élites partidarias frente al peligro de un reagrupamiento de las guerrillas del llano, optan cómo táctica el aniquilamiento sistemático de los líderes políticos y militares de las guerrillas del llano, entre ellos el “1” Guadalupe Salcedo. Estas posturas frente a un asesinato a sangre fría y que muy probablemente fue un plan para asesinar al mítico guerrillero, muestran una instrumentalización por parte de las élites del movimiento insurgente, y un manejo de legitimación social a través de la eliminación del otro y posterior encubrimiento de los hechos. La política sistémica que han aplicado las élites partidistas, colocando a la insurgencia como un elemento interno/externo del sistema mismo les permitieron a su vez a mantener el Statu Quo.



5. Bibliografía



Historiografía:

• Barbosa, Reinaldo. Guadalue y sus Centauros. Memorias de la Insurrección llanera. Bogotá: Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional, 1992.

• Hobsbawm, Eric. REBELDES PRIMITIVOS. Editorial Ariel, S. A. 1983



• Lorenzo Luis Portilla, en Arturo Alape, La paz, La Violencia.



• Molano, Alfredo. “Guadalupe Salcedo Unda, general del Llano”, 10 de Junio de 2012. Consulta realizada en Septiembre de 2015. Disponible en la página web: http://www.elespectador.com/opinion/guadalupe-salcedo-unda-general-del-llano



• Pirámides de población del mundo desde 1950 a 2100 Tomado de: http://populationpyramid.net/es/colombia/1950/ Consultado el 03-12-15



• Romero, Roberto. “Guadalupe Salcedo Unda, sin olvido”, 9 de Septiembre de 2015. Consulta realizada en Junio de 2012. Disponible en la página Web: http://centromemoria.gov.co/guadalupe-salcedo-unda-sin-olvido/

• Villanueva, Orlando. Guadalupe Salcedo y la insurrección Llanera, 1949-1957. Universidad Nacional. Dpto. de Historia. Bogotá.

Prensa Revisada:

Periódicos: El tiempo (Junio a Agosto de 1957)

El independiente (Junio a Agosto de 1957)

El Siglo (Junio a Agosto de 1957)

Revista: La prensa Molano, Alfredo, La muerte de Guadalupe, 15 de Abril de 1989.









No hay comentarios:

Publicar un comentario