
Desde el comienzo, los hatos fueron espacios territoriales en torno a los cuales giró la organización económica productiva, social y cultural de la sociedad llanera; allí se asentó la autoridad real y luego la republicana y de ellos surgieron la mayoría de los pueblos y ciudades del Llano.
De acuerdo con los actuales sistemas de producción, el antropólogo Roberto Franco catalogó los diferentes tipos de fincas ganaderas de los llanos del Casanare:

La finca ganadera es la que tiene menos de 1.000 reses, pocos empleados permanentes y no tiene fundaciones.
Las fincas de conuquero o veguero están situadas en las orillas de los ríos y varían en extensión desde 1.000 hasta 50 ha; por lo general dedican gran parte del área a la cría y levante de ganado.
La finca o hato con agroindustria temporal de arroz es la que alquila una parte del hato a los arroceros por tres cosechas.
La finca en el piedemonte para ganado de ceba es la que se utiliza para engordarlo y generalmente está localizada cerca a las vías principales.

El tradicional hato llanero ha cambiado aceleradamente en el piedemonte, donde se han implementado modernas tecnologías de producción basadas en pastos y ganados mejorados. En esta franja también se practican nuevas formas de cultivo de variedades seleccionadas de arroz y maíz y las gigantescas plantaciones de palma africana, caucho y pino caribe, lentamente invaden las sabanas y transforman el paisaje.
Fuentes para este articulo clio.rediris
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